Las pinturas de la Cueva de Altamira, uno de
los monumentos más impresionantes del arte paleolítico, fueron
descubiertas en 1879 por el estudioso cántabro Marcelino Sanz de Sautuola.
La cueva tiene un recorrido
complejo de 270 metros y un trazado irregular a través de varias salas, todas
ellas con pinturas y grabados paleolíticos,. Las pinturas fueron hechas hace
unos 15.000 años, y representan a bisontes, caballos, ciervas, toros, signos y
máscaras zoomorfas.
Las pinturas están realizadas con pinturas ocres de origen natural, de color rojo sangre y contornos en negro. En ocasiones, el artista utilizó los salientes de las paredes para dar a las figuras sensación de relieve. En conjunto, se trata de 70 grabados realizados en la roca y cerca de 100 figuras pintadas, en las que merece la pena atender al gran realismo de las imágenes.
Las pinturas están realizadas con pinturas ocres de origen natural, de color rojo sangre y contornos en negro. En ocasiones, el artista utilizó los salientes de las paredes para dar a las figuras sensación de relieve. En conjunto, se trata de 70 grabados realizados en la roca y cerca de 100 figuras pintadas, en las que merece la pena atender al gran realismo de las imágenes.
Las pinturas de Altamira son el más importante logro de la Humanidad en el
periodo paleolítico.
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